UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

Por medio de la Unción de los Enfermos, la Iglesia encomienda a los fieles gravemente enfermos al Señor doliente y glorificado para que los alivie y los salve. Quienes estén al cuidado de las almas, y quienes estén cerca de los enfermos procurarán que los fieles que estén en peligro por enfermedad o edad avanzada sean reconfortados por el Sacramento de la Unción de los Enfermos en el tiempo oportuno.

Dado que la discapacidad no necesariamente indica enfermedad, los católicos con discapacidad deben recibir la Unción de los Enfermos sobre las mismas bases y bajo las mismas circunstancias que cualquier otro de los fieles cristianos.

Se puede conferir la Unción de los Enfermos si el receptor tiene suficiente uso de razón como para ser fortalecido por el sacramento, o si el enfermo ha perdido el uso de razón y habría pedido el sacramento cuando tenía control de sus facultades. Si existe alguna duda sobre si la persona enferma ha alcanzado el uso de razón, se debe conferir el sacramento. A veces las personas con discapacidades pueden beneficiarse más por la inclusión en celebraciones comunitarias de la Unción de los Enfermos.