BAUTISMO

Por el Sacramento del Bautismo, los fieles son incorporados a Cristo y a su Iglesia. Obtienen perdón de todos sus pecados y conforman el Pueblo de Dios. Se convierten en una nueva creación y son llamados, con justicia, hijos de Dios. La Iglesia, presente en la comunidad local, tiene un papel importante que jugar en el Bautismo de todos sus miembros. Antes y después de la celebración del sacramento, los bautizados tienen el derecho al amor y ayuda de la comunidad.

Ya que es el sacramento de salvación universal, el Bautismo tiene que estar disponible para todo el que lo pida libremente, esté preparado adecuadamente, y que no tenga impedimento legal para recibirlo. En el caso de bebés, y de quienes no lo pueden pedir por sí mismos, el Bautismo se puede retrasar cuando no haya razón para esperar que la persona sea educada en la fe católica. La discapacidad, en sí misma, no es nunca razón para retrasar el Bautismo. Las personas que no tengan uso de razón son bautizadas en la fe de los padres o tutores y en la fe de la Iglesia.

Bien personalmente o a través de otros, el párroco ha de asegurarse de que los padres de un bebé con discapacidad, quienes asuman el lugar de los padres, y quienes desempeñarán la función de padrinos, estén instruidos apropiadamente sobre el significado del Sacramento del Bautismo y las obligaciones que éste conlleva. Si es posible, ya sea el párroco o un miembro de la comunidad parroquial debe visitar a la familia, ofreciéndole la fortaleza y el apoyo de la comunidad, que se alegra con el don de una nueva vida y promete alimentar la fe de su nuevo miembro. Se recomienda que las catequesis de preparación al Bautismo reúnan a varias familias para que puedan formarse en común, para que se puedan fortalecer por el apoyo mutuo.

“La Iniciación de los catecúmenos se hace gradualmente en conexión con la comunidad de los fieles”. Tanto adultos como niños con discapacidades en edad catequética deben ser bienvenidos a todas las etapas y ritos del proceso de iniciación. Si el catecúmeno está en edad catequética, los ritos se pueden adaptar según las necesidades. En tales casos, las catequesis para personas con discapacidades deben estar adaptadas en contenido y método a sus situaciones específicas. Como todos los demás, los adultos y niños con discapacidades en edad catequética deben recibir los Sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía normalmente en una única celebración. Aún en los casos que no sea posible verificar una total comprensión de los contenidos catequéticos, se puede aplicar a estos sacramentos de Iniciación Cristiana de Adultos lo que El Santo Padre Benedicto XVI refería a la eucaristía en «Sacramentun Caritatis» nº 58 «Se ha de dar también la Comunión eucarística, cuando sea posible, a los discapacitados mentales: ellos reciben la Eucaristía también en la fe de la familia o de la comunidad que los acompaña«.

Se escogerán padrinos que guíen al catecúmeno a través de la preparación final para el Bautismo, y ayuden al adulto o niño recién bautizado por el resto de su vida cristiana. La misma persona puede actuar como padrino de Bautismo y de Confirmación. Los católicos con discapacidades pueden servir como padrinos, y, al igual que todos los que cumplen estas funciones, deben ser escogidos cuidadosamente y formados para estas responsabilidades.